martes, 14 de febrero de 2017

ORÍGENES DE LA ETNIA GITANA


No se puede iniciar una lucha ante la exclusión social de la etnia gitana, sin antes investigar sobre el origen de ésta.

Es por ello, que a continuación, creemos conveniente prestar la siguiente información sobre dicho tema:

Dada la movilidad de la etnia gitana sobre el territorio, su origen ha sido un tema muy controvertido. Aún así, las pruebas más contundentes a día de hoy, proceden de los estudios de lingüística. Desde 1780, los lingüistas alemanes Grellmann y Rudiger, y el británico Jacob Bryant, demostraron científicamente cómo el Romanó (la lengua de los gitanos), tenía sus raíces en el idioma sánscrito. Desde entonces existe una amplia aceptación, por parte de la comunidad científica internacional y del propio pueblo gitano, de la certeza de que sus orígenes se encuentran en el Punjab y el Sindh, zonas situadas al noroeste de la India. 
Se cree que durante las invasiones islámicas que se produjeron durante el siglo IX en zonas del norte de la India, varios de sus habitantes decidieron emprender una huida que les llevó primero hacia la zona occidental de Asia,  y más tarde, en sucesivas migraciones, hacia el continente europeo donde llegaron alrededor del siglo XV.
Desde entonces, el pueblo gitano ha ido siguiendo diferentes caminos por Europa, creando grandes grupos. En los distintos lugares donde se han establecido, estos grupos han adoptado la lengua y han desarrollado tradiciones diferentes fruto de la interacción e intercambio cultural. Pero dentro de la diversidad que les caracteriza, cada uno de estos grupos ha mantenido la unidad como pueblo a través de la fuerte vinculación que proporciona la identidad gitana. Esta identidad une a sus miembros en todo el mundo indistintamente del país de residencia porque ha sido forjada junto a una historia de huidas permanentes.
La unidad identitaria del pueblo gitano constituye un elemento clave en la resistencia al contexto histórico-político discriminatorio en el que ha convivido con las comunidades no gitanas, ya que aunque durante los primeros años en Europa no fueron recibidos con mucha resistencia, a finales del siglo XV y principios del XVI empieza a haber una herida en el territorio español en contra de la comunidad gitana en un doble sentido, por un lado, para obligarlos a sedentarizarse (dejar de ser nómadas), y para que perdieran sus elementos de identidad de origen (su forma de vestir, de hablar…). Así, su movilidad histórica y sus interacciones con miembros de otras culturas mayoritarias han recibido como respuesta un rechazo a lo diferente. Dada su imagen nómada y un estilo de vida diferente al de las poblaciones que habitaban los lugares por los que pasaban, desde su llegada a Europa hasta la actualidad, el pueblo gitano se ha encontrado en situaciones discriminatorias que han condenado a sus miembros a permanecer en los márgenes de la sociedad europea. A lo largo de la historia, las personas de etnia gitana, han sido víctimas de la esclavitud, expulsados, perseguidos y criminalizados en la mayoría de países europeos. 
Aún así, varias generaciones del pueblo gitano han acabado creando una cultura que ha perdurado a través de la historia, sobreviviendo a los constantes ataques que ha sufrido. 
Por todo ello nos preguntamos que si realmente todas las culturas y pueblos buscan conseguir la unidad, ¿por qué se sigue juzgando a aquellos que ya la han alcanzado y que además la han mantenido?

Cabe destacar, que durante la Segunda Guerra Mundial fueron asesinados entre un cuarto de millón y más de medio millón de gitanos en los campos de exterminio nazis. El reconocimiento público y la indemnización a las víctimas gitanas de este genocidio es todavía una asignatura pendiente en una Europa que se esfuerza para mirar al futuro desde la cohesión social. Algunos intelectuales como Noam Chomsky ya han alzado sus voces para denunciar este silencio histórico, porque aún se espera que todas estas muertes tengan la misma relevancia que las de otras personas de diferentes culturas, que durante la misma época, perdieron la vida. 
A pesar de este fuerte sentimiento de cohesión social del que goza la cultura gitana, la exclusión que han sufrido y sufren sus miembros ha imposibilitado el conocimiento y la difusión de su cultura e identidad. Se pierde, así, un importante potencial desde el punto de vista de la integración de territorios, en una Europa que se encuentra en un  momento especialmente difícil para su proceso de consolidación, tanto en términos políticos y económicos, como sociales e identitarios. Parece que se abren puertas a lo de fuera antes de tener en cuenta aquello con lo que ya contamos.

Además, tal desconocimiento ha favorecido que se generen más prejuicios, estereotipos y tipificaciones exclusoras. Para lograr una convivencia intercultural y cohesión social es necesario conocer cómo son las culturas, sus saberes, sus valores y sus formas de vida. Superando el desconocimiento de la cultura e identidad gitanas se daría el primer paso hacia ello.  

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