martes, 21 de febrero de 2017

¿Y QUÉ PASA CON LA EDUCACIÓN?



La distancia existente entre la situación educativa de la población gitana y el resto de la población contribuye a agrandar la brecha de la desigualdad y la exclusión social que presenta una buena parte de esta comunidad, siendo el nivel educativo de la población gitana muy inferior en comparación al conjunto de la población española.
La población gitana española (700.000 personas aproximadamente) se ha incorporado hace apenas 30 años al sistema educativo. En tan poco tiempo, el avance ha sido enorme, y se ha pasado de la exclusión, a la escolarización. Hoy podemos hablar de que las niñas y niños gitanos están escolarizados en Primaria, un hecho que hace unas décadas era impensable.
Pero la gran brecha educativa se muestra con crudeza tanto en las posibilidades de los jóvenes gitanos de acceder a Secundaria y en las posibilidades de completar los estudios obligatorios. La brecha comienza a dibujarse en Primaria, pero se abre antes incluso de la finalización de la Enseñanza Secundaria Obligatoria -con un 64% del alumnado gitano de entre 16 y 24 años no concluye los estudios obligatorios frente al 13% del conjunto del alumnado.
La promoción del alumnado gitano hacia niveles superiores de estudio es uno de los aspectos básicos en nuestro trabajo. La presencia de jóvenes gitanos y gitanas en estudios postobligatorios, es aunque aún escasa, cada día más notable.
Quizás haya personas que no crean en el avance de esta comunidad en nuestra sociedad debido a la imagen estereotipada que tienen, fomentada en tantas ocasiones por algunos programas televisivos. Si lanzamos la pregunta de cuántas personas de etnia gitana viven en chabolas o cuántos niños y niñas están escolarizados, muchos se sorprenderían con las respuestas.
Hay una realidad invisible en la que se mueve la gran mayoría de la comunidad gitana española.
Sólo el 4% de esta población vive en chabolas. Y respecto a la segunda cuestión, el 93,2% de niños y niñas están escolarizados en la etapa primaria, y han avanzado, y mucho, en su formación.
Se habla de avance cuando hay una gran diferencia entre los principios de los noventa, donde el 3% residían en infraviviendas, frente al 12% de 2007; o en los ochenta, donde niños y niñas de etnia gitana acudían a escuelas separadas, dato que resulta inconcebible a día de hoy.
Según los datos recogidos por el organismo internacional del estudio anual “Educación para todosedición 2012 de la UNESCO, los españoles son los europeos que más abandonan los estudios antes de acabar la Secundaria y los que más problemas tienen a la hora de incorporarse al mundo laboral.
La Comisión Europea dirigida al Parlamento Europeo señala que el abandono escolar prematuro está causado por una mezcla de factores individuales, educativos y socioeconómicos, culturales y didácticos que condicionan la escolarización de muchas personas y hace referencia a la situación de la población gitana como grupo especialmente afectado por este fenómeno.
El elevado abandono escolar es por tanto, uno de los grandes retos a los que toda la comunidad educativa se enfrenta en relación con la comunidad gitana: es necesario que las propias familias gitanas, los centros educativos, el alumnado, así como otros agentes educativos y sociales y el conjunto de la sociedad contribuyan de forma conjunta a esta causa.
Es fundamental contemplar las vivencias del niño y partir de sus conocimientos previos, la educación en valores democráticos y convivenciales e introducir en la escuela actividades que propicien el conocimiento de otras culturas
Si niños y niñas, desde pequeños son dotados de una educación de calidad, sin discriminación, conviviendo y aprendiendo desde la diversidad de identidades, no haría falta hablar de inclusión si no de convivencia, y los prejuicios se reducirían en un altísimo porcentaje. 
Sólo una perspectiva sistémica e interactiva puede dar cuenta de todos los factores intervinientes en la escolaridad de los niños y niñas de etnia gitana. En cualquier caso, el aprendizaje se sustenta en la comunicación, en la relación interpersonal que es el verdadero eje de aprendizaje. Cuando la relación social y el proceso de enseñanza-aprendizaje se produce sobre la base de confianza y es gratificante para ellos, se genera en el autoaprecio, seguridad en sí mismo y deseo de continuar aprendiendo.
El aprendizaje escolar conlleva esfuerzos, errores, correcciones... y la institución educativa tiene habitualmente dosis de presión y frustración e incluso a veces de arbitrariedad. En estas circunstancias, los alumnos/as de etnia gitana suelen vivir con una tensión añadida, no tanto por encontrarse en inferioridad de condiciones socioeconómicas o lingüísticas (que no siempre se da este caso), o por sufrir un choque cultural. Más bien por la mirada recelosa motivada por el prejuicio, las relaciones intergrupales desiguales y la actitud desconfiada que los demás vierten sobre ellos.
Estos obstáculos pueden salvarse con esfuerzo personal, familiar y/o escolar. Sin embargo la barrera es más difícil de saltar si falla la propia autoestima, cuando uno afronta la situación de enseñanza -aprendizaje con mensajes contradictorios, sin una comunicación y confianza mutua con los que han de construir su aprendizaje y si va acumulando experiencias negativas, fracasos y desfase escolar.





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